Hoy tengo el honor de publicar la entrevista
realizada a la reconocida blogger Andy Pindur, dedicada con entrega y pasión al
mundo de las plantas medicinales.
Como farmacéutica en Buenos Aires, Andy está realizando
una importante aportación en el terreno de la medicina natural que cosecha cada
día más seguidores en las redes sociales a través de su blog http://plantasmedicinalesatusalud.blogspot.com.ar/
Como en todas mis publicaciones intento hablar de
paisaje desde el punto de vista de las sensaciones, esta entrevista no podía
ser de otra manera. He pedido a Andy que me hable de su experiencia buscando
las respuestas desde las emociones y éste ha sido el resultado:
Bueno Andy, me hubiera gustado llevar
a cabo esta entrevista a la sombra de un árbol, tomando juntos una copa de
vino. Lamentablemente, la distancia que nos separa no hace posible esta
situación, por lo que quiero comenzar pidiéndote que realices conmigo
un pequeño ejercicio de puesta en
situación. Imagina que estamos bajo ese árbol y antes de contestar a las tres primeras
y breves preguntas, cierra los ojos y piensa en cuando eras una niña.
Me
voy a tomar esa copa pensando que converso contigo y voy a cerrar los ojos...
¿Cuál es el olor de tu
infancia?, referido a las plantas, claro.
Desde muy pequeñita ya me acompañaba un aroma a
resina de coníferas, humedad característica a horas tempranas, hierba mojada
por el rocío, resto de plumas de todo tipo de aves, agujas de pino esparcidas
por la zona sombría. Pájaros conversando a todas horas, chicharras quejosas por
el calor que iba en suba y que levantaba el vapor. Todo eso formaba un combo de
olores a tierra y lo tengo presente pues bordeaba el territorio de mi hamaca y
tobogán.
¿Y el tacto?
Muchos meses de guante por el frío que ahora no es
tanto. Mis pequeñas manos arrastrando la dura manguera que había sido
escarchada y quemada por la intemperie de muchas temporadas.
Piensa en el olor a tierra
mojada, ¿qué recuerdos te trae a la memoria?.
Regando las 16 plantas de hortensias crecidas y
altas formando una mata densa. Enfrentadas enmarcando un sendero que comenzaba
en un banco armado con una pieza sólida de granito en infinitos grises, apoyado
en dos columnas de igual material, y terminaba en una glorieta imponente por su
tamaño, pero de formas sencillas y material eterno.
Yo no la había conocido cuando nueva, pero ya era
abrazada por una glicina monumental, que luego fue siendo apagada por la
inminente sombra de una araucaria patagónica que luego de varias décadas, en
una tormenta fuerte y lluvias durante 10 días logró derrumbar y su caída
estremeció el suelo. Los terrenos eran muy amplios y sorprendentemente no
afectó ni a los espacios vecinos, sino que se vino contra el fondo de la casa,
y si punta se acercó a escasos cuatro metros de lo que sería la cocina.
Como ves, más que tacto, más que olor, es un abrazo
de seres vivos que nacen y se van, según su voluntad.
Por cierto, ¿qué árbol has
elegido para imaginar esta entrevista?.
Me imagino al frente de la casa, un espacio luminoso
cortado de vez en cuando por coníferas enanas con la base limpia para no afear
la vista. Una de un verde brillante rematado en amarillo oro cuyas ramas
parecen querer levantar vuelo con la brisa. Otra de colores pálidos con un
abanico de amarillos, tal vez denotando su edad.
A pocos metros un modelo de árbol. Un esbelto cedro
azul que goza de una salud de hierro. Ninguna imperfección en su figura,
ninguna rama seca. Penachitos de azules que llegan al plateado. Un espacio de
luz entre brazo y brazo, lo que permite que el sol bañe todo su cuerpo y le dé
vigor y fuerza. Y a continuación un cantero
de bulbosas diversas. Era la época de culto para esas plantas de
flor…..Allí, al pie del cedro y mirando los colores, imagino esta charla.
Estoy convencido de que el amor
por las plantas se siente desde niño y en mayor medida las personas que
tuvieron más contacto con la naturaleza. Sé que éste es tu caso, que pudiste
disfrutar en tu infancia de un bonito jardín. ¿Podrías describírmelo desde la
perspectiva de las sensaciones?
Indudablemente si se tiene la fortuna de crecer
cerca de un ambiente verde, la vida palpita de manera diferente, más plena y
saludable. Hoy, tiempo de encierro, de pantallas, de una vida en solitario o de
amistades virtuales, hace alejarse sin querer queriendo del aroma al verde, del
ruido del viento que hace bailar hojas frescas en ramas flexibles u hojas secas
dando volteretas sobre caminos de laja y cemento. Del canto de pajaritos, del
zumbido de insectos, croar de ranas simpáticas y gordas, hasta del ladrido de
la mascota y es reemplazado por auriculares a todo volumen. La Play, YouTube,
Whats.., Fb, Tw, e infinidad de aplicaciones que estimulan nuestro cerebro,
ejercitan nuestras habilidades mentales pero apagan nuestros corazones.
Antes la vida era un triciclo, una bicicleta o un
par de patines para los afortunados, una pelota de cualquier material, un trozo
de tiza o pedazo de ladrillo para marcar una rayuela improvisada en un terreno
desparejo y con grietas, una soga para compartir con otros niños o en su
defecto para ser atada a un palo y el infaltable elástico para ejercitar las
piernas.
Hoy ejercitamos la mandíbula y consumimos todo lo
que la industria nos ofrece. Salado por demás, extremadamente dulce e
infaltablemente grasoso y adictivo.
Un niño comía un alfajor o unas cuantas galletitas y
gastaba mucha energía en el espacio verde. Hoy no, o porque no lo tiene cerca o
porque aún teniéndolo a escasos metros no lo usa.
Aparte de la influencia del
disfrute de ese espacio, ¿alguien se encargó de transmitirte el amor por las
plantas?.
Si claro, mis abuelos maternos me ayudaron en esa
tarea.
Sobre todo mi abuelo que cumplía su sueño luego de
muchos años de trabajo, quería disfrutar de un predio con frutales y canteros
delicadamente custodiados.
¿En qué momento sentiste la
atracción por el mundo de las plantas medicinales y por qué?.
Bueno, quizás si mi madre no hubiese sido
farmacéutica, no me hubiese visto influenciada. No lo sé con certeza. Pero ya
dejando el jardín y sus canteros con alguna que otra amapola silvestre
perdida….me crié en un ambiente lleno de comentarios de hierbas, dolencias
varias, fricciones de alcohol con yuyos, gotitas digestivas, jarabes para la
tos de un color intenso, oscuro y fuerte al igual que su olor.
Frascos pesados de opalina con pomadas preparadas
con espátula sobre la mesada de mármol, otros de vidrio fino color ámbar con
una tapa tambaleante que de vez en cuando había que repasar, y ella se movía de
manera peligrosa entre mis manos. Jamás rompí alguna…
¿Me darías un breve listado de
las cinco especies medicinales imprescindibles en un jardín?. Llamémoslo el
“botiquín verde”.
Romero para uso externo, formando parte de baños de
inmersión, baños de pies, fricciones con éste y otras hierbas macerado en
alcohol para zonas adoloridas.
Manzanilla, para calmar todo tipo de dolencias
gastrointestinales, dolor de estómago, intestino irritable, descompostura,
nervios y para cataplasmas frías en ojos para la vista cansada, fomentos
calientes para la piel irritada, etc..
Valeriana o melisa, según la factibilidad de la
planta en la zona, como sedante, relajante.
Lavanda como aromatizante y ahuyentador de plagas
diversas del ambiente, de la tierra y de los cultivos circundantes.
Malva para tratar todo tipo de heridas en piel y
mucosas lastimadas e irritadas o inflamadas.
Y seguiría el listado, seguramente cada hogar puede albergar muchas más de
acuerdo a la disponibilidad de conseguir la planta que se busca en la zona y el
lugar….siempre hay lugar, aunque sea en una lata al lado de la ventana.
Me interesa mucho la investigación de todo aquello
relacionado con la casa-jardín. El paisaje y sus efectos sobre la arquitectura
han sido motivo de análisis e investigación durante generaciones, pero a menudo
podemos observar jardines mal planificados que no aportan más que colorido al
espacio que inundan, dejando atrás todo un abanico de posibilidades de
beneficios para el hombre. Parece como si las investigaciones y los conocimientos
adquiridos se hubieran quedado en los libros. Es muy habitual, incluso, la
utilización de la palabra sostenible por el simple hecho de la aparición de
zonas verdes en la arquitectura o el urbanismo. Las zonas ajardinadas pueden no
ser sostenibles y una desenfocada planificación de éstas a menudo es sinónimo
de un mal funcionamiento. Todo ello sin contar con la insistente manera de
proyectar que deja “el jardín” para más adelante, para otra fase concebida como
un añadido a lo edificado, sin dar opción alguna a la estrategia de la
planificación. Al hilo de lo comentado, pienso que las plantas medicinales
podrían formar parte de esa planificación, previendo su presencia en cubiertas
verdes o en jardines verticales, aportando un valor añadido a esos espacios.
¿Qué te parece este posible campo de experimentación?.
Para mí es vital. Como lo había esbozado, las
especies culinarias también alivian muchas dolencias. Te diría que podríamos
tener una larga lista y nos quedaríamos cortos. Limón, naranja amarga y todo
tipo de frutales, laurel, y dentro de las pequeñas, tomillo, romero, estragón,
orégano, mejorana, muchas distintas salvias, albahaca (todas son medicinales
también y de efectos comprobados). Decoran espacios insípidos, enmarcan zonas,
otorgan notas de color y fragancias en distintas épocas del año. Disponemos de
una amplia variedad de especies que perduran en el tiempo, y algunas incluso se
perpetúan con las sucesivas generaciones que disfrutan del terreno,
olvidándonos así de los plantines tradicionales que nos ofrecen para decorar un
frente y duran lo que un soplo.
Matas de cebollas, diversos Allium que pintan
el espacio con matas lilas, blancas, etc..,
Podemos seguir la charla en otra ocasión, el roció
se hace sentir y no puedo enfermarme porque mañana tengo que estar frente al
mostrador.
Andy, te intuyo soñadora y, como tal, estoy
convencido de que en tu vida no faltan los retos. ¿Podríamos saber alguno por
cumplir relacionado con tu pasión por las plantas medicinales?
Me gustaría que mi pequeño mensaje sobre la
importancia de las especies medicinales, llegue a más personas. Me gustaría
colaborar en algún medio de comunicación masiva, participo en revistas
gráficas, me han hecho varias notas para diarios, una periodista escribe sobre
mi trabajo en un diario de salud, pero me faltaría pegar un saltito más…
Pero como no todo lo que nos proponemos en la vida
se consigue o, al menos, no se materializa en el tiempo marcado, ¿te queda
alguna frustración?, ¿algún anhelo de algo que no pudo ser?.
Te digo que sí, durante 25 años trabajé
apasionadamente en el tema de preparados en el mostrador de mi farmacia. Tanto
de fórmulas medicinales como cosméticas, pero no se puede hacer todo solos, y
también es importante el lugar donde te desempeñas, el tipo de público, etc..
¿Me cuentas cuál ha sido la mayor satisfacción que
te ha proporcionado el trabajo de tu blog?.
En él comencé a volcar mis ideas, mi propuesta para
que las personas del sector del campo, que posean superficies no utilizadas,
puedan incursionar en algún cultivo no tradicional y así diversificar sus
tareas, aprovechando los recursos disponibles, mano de obra libre en
temporadas, maquinaria, etc.
No sé si a alguien le ha servido para plantearse ese
agregado, ese pequeño cambio, o simplemente no quieren involucrarse y
complicarse la vida. Tan solo aprovechan el paquete que le venden las empresas
para fomentar el monocultivo y someter así a la tierra al desgaste, aunque no
lo quieran reconocer y regalar el valor del suelo que será de los nietos.
Lo único que te puedo decir, es que mi blog es mi
pedacito de salud, mezclado con tierra, verde, fórmulas químicas y poesía a
través de la que cuento mis notas medicinales, que de otra manera resultarían
pesadas, aburridas. Día a día, después de tres años ya, me sorprendo ver llegar
palabras de gratitud, consultas varias, algunas de lo más difícil de imaginar
en cuanto a temas de salud se trata, mensajes de cariño. Soy muy feliz con mi
blog, sabiendo que hay personas que esperan una pequeña nota, algunas “lindas”
fotos que aprendí a mejorar, escribiendo con la música preferida o el sonido
del jardín, no importa, siempre encuentro un lugarcito.
Un último brindis, Andy, pide un deseo.
Que pueda
disfrutar del verde por un tiempo largo con todos mis sentidos sanos, que pueda
sentir el calor de la tierra acolchonada en canteros de color, la pareja de
picaflores revoloteando y zumbando,
Salud amigo!
Gracias por tu
tiempo, tu compañía, y diseñemos el
espacio juntos.
Un Abrazo!
Igualmente, Andy, ha
sido un placer saber un poco más de ti.
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