Diseño: Ángel Méndez
No es
la primera vez que trato en el blog la evacuación de aguas en jardinería, ya
que ésta es una cuestión de relevancia en las actuaciones de paisaje. En esta
ocasión quiero mostraros un caso muy concreto, recientemente proyectado en el
estudio y destacable por la singularidad de la problemática que se presenta.
Una vez más, un ejemplo muy ilustrativo de cómo los diseños deben nacer desde
la búsqueda de respuestas a las necesidades del lugar.
Nos
situamos en una población de la provincia de Toledo, en una urbanización
privada alejada del casco urbano, con una pronunciada orografía y muy cercana a
un río. En épocas de lluvia, los terrenos arcillosos de la urbanización son
propensos a encharcarse, pero en la propiedad de actuación el problema se
multiplica al encontrarse ésta en el recorrido natural hacia el río de las aguas
provenientes de parcelas más altas. Con las
precipitaciones, las propias aguas de la calle entran por la parte alta de la
parcela aprovechando el acceso del portón de la cochera y hasta los puntos
débiles del cerramiento provocados por las conducciones de las acometidas de
diversas instalaciones. El lateral Oeste de la propiedad, con una pendiente muy
pronunciada, se convierte entonces en un cauce de aguas que cruzan la parcela
de punta a punta, arrastrando la tierra con la aparición de surcos y empapando
toda la superficie.
Ante un
caso como éste, no debemos intentar sobreponernos a las circunstancias naturales
del terreno, pues tarde o temprano perderemos la batalla contra los elementos.
Si hubiésemos optado por cortar el acceso de aguas a la parcela, éstas se
hubiesen acumulado en la entrada provocando todo tipo de patologías en
invierno. De esta manera, la solución está en mantener el camino natural del
agua, pero haciendo que la misma discurra bajo tierra, dejando que la
superficie pueda mantenerse en condiciones óptimas de presencia y uso. Para
ello, se ha proyectado una red de drenaje muy potente, acorde a la envergadura
de la problemática del lugar. Unas zanjas de recogida de aguas transversales al
recorrido, con la gravilla vista, recogen las escorrentías por tramos, haciendo
que éstas desemboquen en unos pozos drenantes soterrados y ocultos que están
conectados en red por tuberías de saneamiento. Con esta solución, el agua entra
en la propiedad pero rápidamente es canalizada bajo tierra y puesta al final de
la parcela nuevamente en su ruta hacia el río.
En la imagen
virtual de la propuesta se puede observar cómo será el nuevo aspecto del acceso
lateral de la parcela. Se amplía la
solera de hormigón que comunica con la cochera, generando una nueva entrada en
curva por la que, de manera puntual, podrá acceder un vehículo al fondo de la
propiedad; dicha solera se corta con la primera zanja de drenaje y, a
partir de ahí, las aguas son canalizadas por tramos, recogiendo el terreno
solamente el agua de lluvia que recibe por superficie pero no por acumulación
de tramos anteriores. En el rincón ajardinado donde se ubican los juníperos y cipreses,
se dispone otro drenaje que recoge las aguas que se filtran por el cerramiento a
través de las acometidas de varias instalaciones, canalizándolas por debajo
de la solera hasta comunicarlas con el primer pozo drenante.
En
cuanto a las variedades de plantas, teniendo en cuenta la climatología de
Toledo, se ha realizado una selección de especies capaces de soportar las
heladas. Como una estrategia más, la nueva pradera de césped ayudará a
consolidar las tierras, propensas a pérdidas de material por la fuerte
pendiente.
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