Cuando
se realiza un pavimento exterior de madera, debemos tener en cuenta que ésta
quedará expuesta a las inclemencias del tiempo y que las aguas deberán tener
una correcta evacuación para evitar encharcamientos y pudredumbres.
La
madera de ipe es ideal para exposiciones exteriores tanto por su dureza como
resistencia al agua, si bien, debemos seguir una directrices básicas para una
correcta colocación que nos garantice su mantenimiento.
Como
conceptos iniciales a tener en cuenta, debemos mencionar la posibilidad de
colocación de las tablas con fijación oculta o con grapa vista. La diferencia
está en que en la primera las piezas están juntas y no dejan ver entre ellas el
sistema de fijación, mientras que con la grapa vista existe una separación
entre maderas que deja entrever los anclajes. Si vamos a utilizar la madera en
vertical, para forrar paredes, puede interesarnos el anclaje oculto para que
las escorrentías del agua de lluvia no penetren en el cerramiento gracias a los
solapes que las propias tablas tienen para montar unas sobre otras. Ojo,
cuidado con ésto, no sería la primera vez que se monta una tarima con los
solapes hacia arriba haciendo de captadores de agua e invirtiendo así la
función para la que realmente están concebidos. En solados suele ser más
recomendable la grapa vista, al menos cuando la madera no esté bajo techo y
necesite evacuar el agua de lluvia. A través de las separaciones, el agua se
filtrará rápidamente para ser recogida
mediante el sistema de saneamiento. Para ello, debemos ejecutar por
debajo una solera de hormigón que reconduzca las aguas hacia un sumidero conectado
a una arqueta; a su vez, esta solera será la base de apoyo y montaje de los
rastreles del entarimado de madera.
Los
rastreles se fabrican con madera de pino cuperizada, preparada para su uso en
exteriores. Estos rastreles deberán estar perfectamente nivelados para que las
tablas queden en superficie plana una vez terminado el conjunto constructivo.
Teniendo en cuenta que la solera de hormigón que está por debajo tendrá
pendientes para evacuar el agua, será necesario colocar unos tacos a diferentes
alturas para conseguir el apoyo de los rastreles a nivel. Esta operación es muy
importante y debe hacerse cuidadosamente, pues de ello depende gran parte del
éxito del montaje. Pero además, estos tacos cumplen una segunda función, que es
la de levantar los rastreles para que el agua pueda correr libremente por
debajo de ellos en busca del sumidero; de no ser así, se quedaría estancada
provocando serios problemas a la madera.
Es
conveniente que en el punto donde se ubique el sumidero, el carpintero realice
una tapa oculta que permita registrar las rejillas para su limpieza periódica,
pues de no ser así, no se podrá realizar el mantenimiento del saneamiento que,
tarde o temprano, quedaría obstruido. La tapa consistirá en un par de tablas
cortadas más pequeñas para su fácil desmontaje y registro.
Una vez
terminada la tarima, solamente queda protegerla con aceite de teka y a
disfrutar de ella. Es conveniente aplicar todos los años este aceite; al menos un
par de veces para asegurarnos la vida útil de la madera y su perfecto estado
visual. La madera de ipe que no es tratada va tornando su tono marrón oliva a
gris, perdiendo gran parte del encanto.
Si estás pensando en colocar una tarima de ipe,
es importante que sepas que esta madera es tropical y que de no provenir de
explotaciones controladas, podríamos estar contribuyendo a la desaparición de
las masas forestales de lugares como la Selva del Amazonas, así que te
recomiendo que leas este enlace donde se habla de los sellos de gestión controlada.
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